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jueves, 23 de diciembre de 2010

Picasso y Françoise Gilot. El comienzo.



“Pinté  su rostro antes de que usted hubiera nacido”. Fue así como Picasso conquistó a  Françoise Gilot, la noche en que cenando en el restaurant de la Rue des Grands-Agustins  Le Catalan (Paris, 1943) se fijó en ella y consiguió que se la presentaran. Françoise tenía 21 años, Picasso 62. Tuvieron dos hijos (Paloma y Claude), vivieron diez años juntos en el sur de Francia y cuando Françoise le abandonó en 1953 se convirtió casi en leyenda por haber sido capaz de sobrevivir a la hazaña de vivir sin él. Ninguna de sus mujeres o amantes lo logró. Acabaron medio locas o se suicidaron dejando frases lapidarias como epitafios a sus relaciones con el genio.




 La femme-fleur
Retrato de François Gilot por Pablo Picasso. (1946)


He hecho acopio de libros para este viaje, entre ellos, “Life with Picasso”, escrito por esta mujer leyenda, -además de una excelente pintora-, y publicado en 1964. A través de sus páginas es fácil hacerse a la idea de cómo era la vida del pintor, sus relaciones con las mujeres, con sus hijos, sus empleados, con todo el que le rodeaba y con la propia Françoise. Un creador y un destructor, un hombre cicatero, ególatra, en ocasiones despiadado. Sin embargo, Picasso debió ser un gran amante. 

Cuenta Françoise cómo fue el inicio de su relación, el instante en que ella comprendió que estaba comenzando a vivir el comienzo de su vida. Fue en el estudio de Picasso de la Rue des Grands-Augustins cuando en apenas una hora, la relación de idas y venidas que habían tenido hasta entonces se convirtió en algo muy serio, una especie de revelación.

Picasso le dijo que a partir de ese instante, todo lo que ella dijera e hiciera era de extraordinaria importancia: cualquier palabra dicha, el mínimo gesto, adquiriría un significado, y todo lo que sucediera entre ellos los cambiaría. “Por esta razón”, le dijo, “me gustaría ser capaz de suspender el tiempo en este momento y dejar las cosas exactamente en este punto, porque siento que este instante es un verdadero comienzo. Tenemos una cantidad de experiencia a nuestra disposición que es desconocida pero limitada. Tan pronto como demos la vuelta al reloj, la arena empezará a correr y una vez que lo haga, no podrá parar hasta que haya desaparecido. Por eso me gustaría retenerla en el inicio. Deberíamos hacer los mínimos gestos, pronunciar las menos palabras, incluso vernos lo menos posible si eso pudiera prolongar las cosas. No sabemos cuánto de un todo tenemos por delante de nosotros así que tenemos que tomar las máximas precauciones para no destruir la belleza de lo que tenemos. Todo existe en cantidades limitadas, especialmente la felicidad. Si un amor está llamado a serlo, significa que todo está escrito ya en algún lado, y también su duración y su contenido. Si pudiéramos llegar a una intensidad total el primer día, todo acabaría el primer día. Y así, si hay algo que deseas mucho y quieres que se prolongue en el tiempo, debes ser extremadamente cuidadoso para no hacer la mínima demanda que pudiera impedir que ese algo se desarrolle en la máxima medida por el máximo periodo de tiempo”. "Si quieres que las alas de una mariposa mantengan su brillo, no debes tocarlas. No debemos abusar de algo que está llamado a traer luz a nuestras vidas. Todo lo demás en mi vida solo me pesa y oscurece la luz, pero lo que tengo contigo es una ventana que se está abriendo. Y quiero que permanezca abierta"

Fue un día frío y gris del mes de Febrero de 1944, aunque cuenta Françoise que su recuerdo tiene la luz del solsticio de verano. (Midsummer: el fin de la oscuridad, de la esterilidad, y el comienzo de la época más fértil, donde todo se renueva).


Bibliografía: Life with Picasso by Fraçois Gilot. 
Traducción by pyyk



miércoles, 22 de diciembre de 2010

Álbum de viaje. Dios vive en altamar.


en altamar, la navidad no existe. 
en cambio existe Dios. 
(más que en ningún otro lugar)
cualquiera que navegue solo, lo sabe.



miércoles, 17 de noviembre de 2010

Album de viaje. La playa del fin del mundo.



Esta tarde, unos nubarrones negros 
casi azules de tan negros amenazaron tormenta.  
Eché mano de la radio para pedir auxilio y coordenadas.
Desaparecerán solas, me dijeron. Déjelas pasar. 
Luego despejará y llegará a la playa del fin del mundo. 
Allí estará bien.
Y era verdad. 



sábado, 13 de noviembre de 2010

lunes, 8 de noviembre de 2010

El color de una buganvilla


Antes de embarcarme eché una carta al correo. Buscaba una buganvilla naranja. Naranja, porque en tiempos creía yo que las buganvillas eran violetas, y cuando tuve una, por más que la regué, las flores brotaban naranjas. O se tornaban naranjas, no me acuerdo. La naturaleza es más fuerte que nada, pensé, no puedo yo conseguir una buganvilla en condiciones. O quizás sea mi destino. Así que dejé de regarla para que creciera a su libre albedrío, visto que mis cuidados eran inútiles. Ahí acabó el asunto de la buganvilla. Hay cosas que no pueden llegar a ser por más que uno se empeñe. 

Pasado el tiempo fui comprendiendo mi error. Las buganvillas no son sólo violetas. Son violetas, y rojas, y naranjas, y amarillas… Qué estéril mi esfuerzo de antaño. Tan ofuscada estaba yo en conseguir el color exacto primero y en aceptar el fracaso después, que no era capaz de contemplar la posibilidad de que pudieran existir buganvillas de muchos colores. 


Hoy vuelvo a las andadas. En mi búsqueda de una buganvilla naranja para este blog –ya no la quiero violeta-, la naturaleza, o el destino, o qué se yo, hace que la que más llame mi atención sea inequívocamente amarilla. 



                         Estimada señora:

                         He encontrado en la red una pintura de
                         su autoría que desearía utilizar para mi 
                         blog. 
                         Me gustaría saber si tiene usted algún 
                         inconveniente y en caso contrario, si 
                         precisa usted alguna información 
                         adicional o requiere alguna condición.

                         Agradeciendo de antemano su atención, 
                         reciba un cordial saludo.


Envié la carta y me eché a la mar. Sin rumbo, ya lo he dicho.  Hasta esta tarde:

                        
                        Contestando a su solicitud, respecto a la 
                        utilización de la obra "Buganvilla amarilla" 
                        como portada de su blog, me complace que
                        se haya fijado en ella y sea de su agrado, 
                        por lo que no me importa que la utilice, 
                        siempre que se cite mi autoría, mi página 
                        en Artelista, y no haya beneficios 
                        económicos.

                        Un saludo.



Todavía ando dándole vueltas a cómo deshacer este galimatías del color de las buganvillas y comprender su significado. De momento, dos pensamientos acuden a mi mente: 


1.- Muy propio de mí desear una buganvilla violeta, buscar una naranja y decantarme por la amarilla. 


2.- Ya tengo imagen para mi blog.


Pero detrás de todo esto tiene por fuerza que haber algo más.








Buganvilla Amarilla
Mª de Guadalupe Mañanas Rubio
http://httphttplupeartelistacom.artelista.com/





jueves, 4 de noviembre de 2010

Tan breve como un haiku




Este blog se echó a la mar el lunes. Sin rumbo. Tímidamente apuntó en el horizonte algo que parecía un haiku de bienvenida de Matsuo Basho. Bueno, pensé, podría ser. Dos días después sigue a la deriva. Para matar el tiempo, mientras trato de encontrar una ruta en la carta de navegación, me pierdo buceando en otros mares, los del haiku, esperando que llegue la inspiración.

El haiku es una de las formas de poesía tradicional japonesa más conocidas en todo el mundo que se distingue de otras formas de poesía por su contenido, por estar configurado sin rima, sin signos de puntuación, pero fundamentalmente por tratarse de un breve poema de diecisiete sílabas fragmentadas en tres versos de cinco, siete y cinco sílabas respectivamente.

Escuetamente, por la brevedad obligada de sus versos, el haiku describe una escena. La composición del haiku está profundamente ligada a la naturaleza, las estaciones del año, la noche y el día, la luna y el sol. Una forma poética que intenta atrapar un instante  de la naturaleza, una realidad, un acontecimiento, casi siempre algo cotidiano de poca relevancia. Sin embargo, a pesar de su estructura simple, “en las manos de un maestro, un haiku puede ser la esencia concentrada de la poesía pura”. (H.G. Andersen,  escritor de cuentos danés).


El haiku es humilde, conciso, sobrio, cada momento es sagrado, cada instante, un milagro.


El origen del haiku (de haikai, lo que está sucediendo en este momento, en este lugar) se encuentra en la influencia del pensamiento budista zen en la poesía tradicional japonesa.






Invierno invierno
el invierno me gusta
si hace calor


                                                   (Mario Benedetti, Rincón de Haikus)




Hoy no me alegran
los almendros del huerto
son tu recuerdo


                                                  (Jorge Luis Borges, Diecisiete Haiku)
 





Del haiku me gusta casi por encima de todo lo demás, el equilibrio justo que es necesario establecer 
para que el autor sólo aparezca en escena como testigo, como espectador de un instante efímero. 

Así que mientras el barco navega sin rumbo,



cuento sílabas
entre nubes violetas
cae la tarde








lunes, 1 de noviembre de 2010





Este camino
ya nadie lo recorre
salvo el crepúsculo.

Matsuo Basho (1644-1694)