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miércoles, 17 de noviembre de 2010

Album de viaje. La playa del fin del mundo.



Esta tarde, unos nubarrones negros 
casi azules de tan negros amenazaron tormenta.  
Eché mano de la radio para pedir auxilio y coordenadas.
Desaparecerán solas, me dijeron. Déjelas pasar. 
Luego despejará y llegará a la playa del fin del mundo. 
Allí estará bien.
Y era verdad. 



sábado, 13 de noviembre de 2010

lunes, 8 de noviembre de 2010

El color de una buganvilla


Antes de embarcarme eché una carta al correo. Buscaba una buganvilla naranja. Naranja, porque en tiempos creía yo que las buganvillas eran violetas, y cuando tuve una, por más que la regué, las flores brotaban naranjas. O se tornaban naranjas, no me acuerdo. La naturaleza es más fuerte que nada, pensé, no puedo yo conseguir una buganvilla en condiciones. O quizás sea mi destino. Así que dejé de regarla para que creciera a su libre albedrío, visto que mis cuidados eran inútiles. Ahí acabó el asunto de la buganvilla. Hay cosas que no pueden llegar a ser por más que uno se empeñe. 

Pasado el tiempo fui comprendiendo mi error. Las buganvillas no son sólo violetas. Son violetas, y rojas, y naranjas, y amarillas… Qué estéril mi esfuerzo de antaño. Tan ofuscada estaba yo en conseguir el color exacto primero y en aceptar el fracaso después, que no era capaz de contemplar la posibilidad de que pudieran existir buganvillas de muchos colores. 


Hoy vuelvo a las andadas. En mi búsqueda de una buganvilla naranja para este blog –ya no la quiero violeta-, la naturaleza, o el destino, o qué se yo, hace que la que más llame mi atención sea inequívocamente amarilla. 



                         Estimada señora:

                         He encontrado en la red una pintura de
                         su autoría que desearía utilizar para mi 
                         blog. 
                         Me gustaría saber si tiene usted algún 
                         inconveniente y en caso contrario, si 
                         precisa usted alguna información 
                         adicional o requiere alguna condición.

                         Agradeciendo de antemano su atención, 
                         reciba un cordial saludo.


Envié la carta y me eché a la mar. Sin rumbo, ya lo he dicho.  Hasta esta tarde:

                        
                        Contestando a su solicitud, respecto a la 
                        utilización de la obra "Buganvilla amarilla" 
                        como portada de su blog, me complace que
                        se haya fijado en ella y sea de su agrado, 
                        por lo que no me importa que la utilice, 
                        siempre que se cite mi autoría, mi página 
                        en Artelista, y no haya beneficios 
                        económicos.

                        Un saludo.



Todavía ando dándole vueltas a cómo deshacer este galimatías del color de las buganvillas y comprender su significado. De momento, dos pensamientos acuden a mi mente: 


1.- Muy propio de mí desear una buganvilla violeta, buscar una naranja y decantarme por la amarilla. 


2.- Ya tengo imagen para mi blog.


Pero detrás de todo esto tiene por fuerza que haber algo más.








Buganvilla Amarilla
Mª de Guadalupe Mañanas Rubio
http://httphttplupeartelistacom.artelista.com/





jueves, 4 de noviembre de 2010

Tan breve como un haiku




Este blog se echó a la mar el lunes. Sin rumbo. Tímidamente apuntó en el horizonte algo que parecía un haiku de bienvenida de Matsuo Basho. Bueno, pensé, podría ser. Dos días después sigue a la deriva. Para matar el tiempo, mientras trato de encontrar una ruta en la carta de navegación, me pierdo buceando en otros mares, los del haiku, esperando que llegue la inspiración.

El haiku es una de las formas de poesía tradicional japonesa más conocidas en todo el mundo que se distingue de otras formas de poesía por su contenido, por estar configurado sin rima, sin signos de puntuación, pero fundamentalmente por tratarse de un breve poema de diecisiete sílabas fragmentadas en tres versos de cinco, siete y cinco sílabas respectivamente.

Escuetamente, por la brevedad obligada de sus versos, el haiku describe una escena. La composición del haiku está profundamente ligada a la naturaleza, las estaciones del año, la noche y el día, la luna y el sol. Una forma poética que intenta atrapar un instante  de la naturaleza, una realidad, un acontecimiento, casi siempre algo cotidiano de poca relevancia. Sin embargo, a pesar de su estructura simple, “en las manos de un maestro, un haiku puede ser la esencia concentrada de la poesía pura”. (H.G. Andersen,  escritor de cuentos danés).


El haiku es humilde, conciso, sobrio, cada momento es sagrado, cada instante, un milagro.


El origen del haiku (de haikai, lo que está sucediendo en este momento, en este lugar) se encuentra en la influencia del pensamiento budista zen en la poesía tradicional japonesa.






Invierno invierno
el invierno me gusta
si hace calor


                                                   (Mario Benedetti, Rincón de Haikus)




Hoy no me alegran
los almendros del huerto
son tu recuerdo


                                                  (Jorge Luis Borges, Diecisiete Haiku)
 





Del haiku me gusta casi por encima de todo lo demás, el equilibrio justo que es necesario establecer 
para que el autor sólo aparezca en escena como testigo, como espectador de un instante efímero. 

Así que mientras el barco navega sin rumbo,



cuento sílabas
entre nubes violetas
cae la tarde








lunes, 1 de noviembre de 2010





Este camino
ya nadie lo recorre
salvo el crepúsculo.

Matsuo Basho (1644-1694)