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jueves, 4 de noviembre de 2010

Tan breve como un haiku




Este blog se echó a la mar el lunes. Sin rumbo. Tímidamente apuntó en el horizonte algo que parecía un haiku de bienvenida de Matsuo Basho. Bueno, pensé, podría ser. Dos días después sigue a la deriva. Para matar el tiempo, mientras trato de encontrar una ruta en la carta de navegación, me pierdo buceando en otros mares, los del haiku, esperando que llegue la inspiración.

El haiku es una de las formas de poesía tradicional japonesa más conocidas en todo el mundo que se distingue de otras formas de poesía por su contenido, por estar configurado sin rima, sin signos de puntuación, pero fundamentalmente por tratarse de un breve poema de diecisiete sílabas fragmentadas en tres versos de cinco, siete y cinco sílabas respectivamente.

Escuetamente, por la brevedad obligada de sus versos, el haiku describe una escena. La composición del haiku está profundamente ligada a la naturaleza, las estaciones del año, la noche y el día, la luna y el sol. Una forma poética que intenta atrapar un instante  de la naturaleza, una realidad, un acontecimiento, casi siempre algo cotidiano de poca relevancia. Sin embargo, a pesar de su estructura simple, “en las manos de un maestro, un haiku puede ser la esencia concentrada de la poesía pura”. (H.G. Andersen,  escritor de cuentos danés).


El haiku es humilde, conciso, sobrio, cada momento es sagrado, cada instante, un milagro.


El origen del haiku (de haikai, lo que está sucediendo en este momento, en este lugar) se encuentra en la influencia del pensamiento budista zen en la poesía tradicional japonesa.






Invierno invierno
el invierno me gusta
si hace calor


                                                   (Mario Benedetti, Rincón de Haikus)




Hoy no me alegran
los almendros del huerto
son tu recuerdo


                                                  (Jorge Luis Borges, Diecisiete Haiku)
 





Del haiku me gusta casi por encima de todo lo demás, el equilibrio justo que es necesario establecer 
para que el autor sólo aparezca en escena como testigo, como espectador de un instante efímero. 

Así que mientras el barco navega sin rumbo,



cuento sílabas
entre nubes violetas
cae la tarde








4 comentarios:

  1. delicadamente melancólico....
    un comienzo perdurable

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  2. Te leeré aunque sólo sea por comprobar que tuviste un profesor grandioso y de algo sirvió el esfuerzo.
    Mucha suerte con el proyecto.

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  3. Querida Pyyk, has abierto un espacio que insinúa mucho. Te sigo.

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